publicados en la revista Ágora
A GREGORIO SAMSA LE SIENTA BIEN EL LUTO
Al despertarse esa aciaga mañana comprobó horrorizado cómo su cuerpo se había convertido en un monstruoso ser humano de conciencia cuadriculada por los latidos del tiempo, carcomida por la rutina, la servidumbre del trabajo y de la familia, los horarios, las hipotecas, los escrúpulos, el aseo diario, la timidez, la televisión...
Y añoró con infinita nostalgia su plácida e inconsciente vida anterior de cucaracha.
Al despertarse esa aciaga mañana comprobó horrorizado cómo su cuerpo se había convertido en un monstruoso ser humano de conciencia cuadriculada por los latidos del tiempo, carcomida por la rutina, la servidumbre del trabajo y de la familia, los horarios, las hipotecas, los escrúpulos, el aseo diario, la timidez, la televisión...
Y añoró con infinita nostalgia su plácida e inconsciente vida anterior de cucaracha.
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SALTO AL VACÍO
Se lanzará desde el trapecio y en esa pirueta temporal recordará que las metáforas en las que hay altura dan vértigo, pero no importa si uno se considera trapecista en esa caída libre que hay desde la infancia hasta el momento de mirar hacia la nada.
Se lanzará desde el trapecio y en esa pirueta temporal recordará que las metáforas en las que hay altura dan vértigo, pero no importa si uno se considera trapecista en esa caída libre que hay desde la infancia hasta el momento de mirar hacia la nada.
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DAVID CONTRA GOLIAT
Tras una noche de insomnio, pergeñando argumentos, personajes, escenarios, estructuras, etc., David Macías se levantó ebrio de inspiración y decidió acometer la siempre inigualable empresa de escribir una gran novela. Tras mucho pensar - y llenar su papelera de arrugadas bolas de papel- se percató de que era la novela quien tenía que escribirlo a él.
Tras una noche de insomnio, pergeñando argumentos, personajes, escenarios, estructuras, etc., David Macías se levantó ebrio de inspiración y decidió acometer la siempre inigualable empresa de escribir una gran novela. Tras mucho pensar - y llenar su papelera de arrugadas bolas de papel- se percató de que era la novela quien tenía que escribirlo a él.
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1 comentario:
Qué buenos!
Un abrazo. Gonzalo
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