JOAQUÍN PIQUERAS O EL ARTE DEL POEMA BREVE


Joaquín Piqueras
Fulgencio Martínez

En su número 20-23.Primavera.verano 2011, la revista Ágora. Papeles de Arte Gramático recoge una artículo literario escrito por Fulgencio Martínez, al que ya hicimos referencia en su anterior correspondiente boletín virtual, en el que se analiza con profundidad la poesía breve de Joaquín Piqueras en Tomas falsas V.O. Habida cuenta de su extensión y de que una primera parte introductoria ya fue recogida en un post anterior, reproducimos la parte final en la que el escritor se centra en un análisis bastante certero del poema "Salida de los obreros de la fábrica" como "ejemplo perfecto" del arte de Piqueras:

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SALIDA DE LOS OBREROS DE LA FÁBRICA


Una fotografía en blanco y negro
en un ajado álbum de familia
genera una violenta panorámica
hacia el pasado, que desemboca
en este plano fijo en la memoria:
obreros saliendo de una fábrica,
obreros con caras sucias y almas
hipotecadas, hombres y mujeres
vestidos de azul, que saben lo que es
el sudor en el frente de la vida,
y entre ellos, mi madre, rostro anónimo
que regresa a su hogar, con el pan
bajo el brazo y un adiós en el pecho.

El poema es un ejemplo perfecto del arte al que nos referimos: el poema breve. Abre, como dijimos, el libro pero también la primera de sus secciones (que siguen las etapas del arte cinematográfico), “Etapa muda”. En el poema prima la escena, lo visual, que se da completa sin desarrollo (sólo los adjetivos, como “sucias”, “hipotecadas”, lo insinúan de forma que no es preciso desarrollar más), y el final, con la evocación, en un zoom subjetivo, de la madre “y entre ellos, mi madre, rostro anónimo”, rompe y desautomatiza el discurso presentado y nos produce un efecto de sorpresa, que ahonda el valor emotivo y lírico de la composición.
Quiero indicar, de paso, otros elementos de sorpresa o novedad del poema, como, en su léxico, el uso de la palabra “fábrica” y “obreros”. En un poeta de 2010, suena a novedad absoluta, hasta fonéticamente esos vocablos resultan casi extraños en la poesía que se nos ha vendido como tal en los treinta últimos decenios. Otro elemento de sorpresa es la presencia de la ironía en el poema, la ironía como recurso retórico, en el que no reparamos mientras se produce en la lectura; el poeta usa de la convención del cine, de la convención de una forma poética, para introducirnos, por medio de ese procedimiento irónico apenas desvelado, en la problemática humana y social, y en la actualidad.

No habla de obreros, a la manera retrospectiva de un poema de realismo de los anos 30, sino de obreros actuales, cuyas vidas están hipotecadas, todo sabemos por quién y cómo.

El dificil arte de hablar del presente y sus inquietudes, para lo cual hay que encontrar un lenguaje nuevo, un indagar en las antiguas formulas retóricas para volverlas a lo que uno quiere mover con su poesía; y lo que el poeta siempre quiere mover y moverse es en el presente y en el futuro. Mucho más fácil, pero ineficaz poéticamente, es no tocar los temas que nos preocupan, porque ya hubo estilos, escuelas o poetas que hablaron en su tiempo de obreros y del mundo real. El verdadero poeta, como Joaquín Piqueras, se hace en el riesgo por encontrar la palabra para hablar del mundo presente, que es siempre el primer peldaño que conocemos del futuro, por tanto también por hablar del futuro. Poeta y profeta del presente (futuro) son la misma expresión."

6 comentarios:

Gonzalo dijo...

Esa brevedad sugerente de la que tantas veces hemos hablado.
Sí señor, suscribo todo lo que dice Fulgencio Martínez. Un estupendo ejemplo.

angel almela dijo...

Joaquìn sabe conjugar el verbo "breve" con el adjetivo "poético", de forma magistral.

Insólitos. Caminando por el lado salvaje de la literatura. dijo...

Muchas gracias, Gonzalo.

Insólitos. Caminando por el lado salvaje de la literatura. dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Ángel, que tienen aún más valor al provenir de un gran poeta como tú.

Anónimo dijo...

Lo breve, si bueno, dos veces breve!

Insólitos. Caminando por el lado salvaje de la literatura. dijo...

Siempre me gustó este dicho. Como poeta, lo sigo siempre que puedo.
Gracias...